Artesanías
En un país como el
Ecuador, que está abriéndose a la
mediana y gran industrias, el artesanado
reviste aún notable importancia y da
trabajo a unas 200.000 familias.

La
mayor parte de la elaboración de los
sombreros "montecristi",
inadecuadamente llamados "panamá",
es de tipo artesanal, utilizando la fibra
de la palmera toquilla; sin embargo, la
competencia de las libras sintéticas
japonesas ha puesto a este sector en
crisis, sobre todo en el sur de la Sierra
y en ciertos lugares de Manabí.
En
la artesania textil, se distinguen por su
habilidad los indios de Otavalo, en la
parte septentrional de la región
interandina; son muy bellas sus
producciones hechas a mano, con
imaginativas combinaciones de colores.
Otavalo es también la sede de un antiquísimo
mercado, que se remonta a tiempos
anteriores a la invasión de los incas,
cuando el valle estaba habitado por
agricultores, cuya evolución cultural
fue tan significativa que los
conquistadores respetaron la estructura básica,
limitándose a mejorar el sistema de
labranza de la tierra y hacer que
prevaleciera el idioma quechua. Los españoles,
que llegaron más tarde, se comportaron
de manera diversa, llevando parte de los
nativos hacia las minas de la cordillera
y las plantaciones de la Costa; pero los
que permanecieron dentro del ámbito
tradicional se aferraron a la zona,
mantuvieron sus costumbres y fueron
revelando condiciones poco usuales para
la artesanía y el comercio.

El
corazón del sector es el mercado, donde
se puede encontrar una variedad casi
increíble de productos, desde los
ponchos hasta utensilios domésticos;
desde las características cuerdas de cáñamo
a la sal, tan apreciadas en los Andes.
También
son de considerable valor los objetos de
oro y plata, de una factura secular, ya
que deriva del arte precolombino,
sorprendentes por su finísimo estilo,
trabajados en la propia zona de Otavalo y
en otros parajes de la Sierra. Lo mismo
se puede decir de las alfombras y los artículos
de cerámica.

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